La enfermedad celíaca

La enfermedad celíaca es una intolerancia crónica a la gliadina, uno de los componentes del gluten.

Para personas genéticamente predispuestas a la enfermedad, la ingesta de gluten provoca una lesión inflamatoria en la mucosa el intestino delgado, sobre todo en los primeros tramos de este (el duodeno y el yeyuno), esta lesión impide una correcta absorción de los nutrientes que se han ingerido.

Imagen de una bipsoia del intestino delgado de una persona celíaca

Fuente: wikipedia

La causa de la enfermedad celíaca es desconocida, aunque se cree que puede ser causada por una predisposición genética a la intolerancia, determinados agentes ambientales como infecciones virales, o una asociación con otras enfermedades auto-inmunes, también producidas por la combinación de la predisposición genética y las infecciones.

Signos y síntomas de la Enfermedad Celíaca

La celiaquía puede manifestarse a cualquier edad aunque siempre tras el inicio de la dieta con gluten y después de un período de tiempo latente, entre la incorporación del gluten en la alimentación y el inicio de los síntomas.

No se sabe porque la enfermedad celíaca puede aparecer en cualquier momento o periodo de la vida de una persona, y tampoco porque existe tanta variabilidad en la clínica de la enfermedad.

Hasta los años 80, la celiaquía se identificaba por los síntomas y signos clínicos, pero cuando más tarde se descubrieron unos nuevos anticuerpos relacionados con la enfermedad celíaca, se pudieron identificar personas sin síntomas aparentes.

Se sabe que la clínica varía según la cantidad de gluten que se ingiere, la edad del paciente, la sensibilidad que se tiene al gluten y de otros factores que aún no se conocen.

Los signos generales son:

  • Diarrea
  • Vómitos
  • Cambios de carácter
  • Atraso del crecimiento
  • Distensión abdominal, entre otros.

Hay muchas formas de manifestación clínica de la enfermedad y éstas se modifican ligeramente con el tiempo. Cada vez es más frecuente encontrar una forma clínica sin problemas digestivos aunque sigue siendo un síntoma clave de la enfermedad.

Esta manifestación, que consiste en una lesión intestinal, afecta a los primeros tramos del intestino delgado (duodeno y yeyuno) y después se extiende de forma variable hacia zonas más alejadas del estómago. Por esta razón, es difícil conocer la extensión de la lesión en cada paciente.

Esta malabsorción es debida a la atrofia de las vellosidades intestinales, lo que reduce la superficie intestinal que está en contacto con los nutrientes. Sin embargo, dado que el intestino tiene una gran capacidad de reserva funcional, si el tramo afectado no es muy extenso, el resto del intestino compensa la función deteriorada de la zona afectada.

Esto explica porque muchos celíacos tienen pocos o ningún trastorno digestivo, mientras que otros, sufren estos trastornos de forma evidente.

 

Formas clínicas de la enfermedad celíaca

Según la forma clínica que presenta el paciente, tenemos varios perfiles de enfermedad:

  • Enfermedad celíaca típica o clásica: se presenta con los signos y síntomas típicos de malabsorción como serían diarreas, distensión abdominal, etc.
  • Enfermedad celíaca atípica o no clásica: se presenta con síntomas no digestivos como serían la talla baja sin causa aparente y la anemia, entre otros. En algunos casos también hay epilepsia y calcificaciones intracraneales.
  • Enfermedad celíaca mono sintomática: es cuando sólo se detecta algún síntoma aislado como, por ejemplo, distensión abdominal o vómitos.
  • Enfermedad celíaca silenciosa: el paciente no muestra ningún síntoma ni señal sugestivo de la enfermedad, pero su mucosa intestinal presenta las alteraciones típicas de la enfermedad. Suele pasar en familiares de primer grado de pacientes celíacos.
  • Enfermedad celiaca latente o potencial: se da en personas que tienen predisposición genética a la enfermedad. Estas personas presentan marcadores serológicos o anticuerpos en sangre positivos. Inicialmente tienen una biopsia intestinal normal o con un aumento de linfocitos intraepiteliales.
    Más adelante, incluso al cabo de unos años, manifiestan una enfermedad celíaca típica con síntomas clínicos y atrofia de vellosidades intestinales.
  • Enfermedad celíaca refractaria: son pacientes que no responden a la dieta sin gluten, aunque puede que en algún momento hayan respondido. Es una situación poco frecuente y es propia de pacientes adultos. En estas situaciones se deben tener en cuenta posibles transgresiones desapercibidas de la dieta, la existencia de otras enfermedades aparte de la celiaquía y si hay un posible desarrollo de una complicación maligna, como un linfoma intestinal.